El sonido más hermoso que he escuchado


« Para mi amiguita chula »
décembre 16, 2007, 10:20
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  No quiero perder mucho tiempo hablando de esto: El tema de mi amiga… ya son casi las cinco y me urge ir al Mall, pero no soy de piedra ¿OK? Estoy muy preocupada, más bien estoy enojadísima.

        Es normal que a todas las mujeres nos importe lucir hermosas. Yo me maquillo con una TV y Novelas al lado para parecerme a la Ninel y casi lo logro. Me han hecho algunos trabajitos (siempre lo negaré ¿EEE?) y desde que soy copa “C” las blusitas de Aber se me ven súper. Ay ya, el punto es que tengo una súper amiga, es bien linda y así, pero últimamente ya ni al cafecito me acompaña. O sea, mala onda porque yo siempre voy con ella a los desayunos y hasta hago como que entiendo cuando me invita a un museo… es que ella es distinta, es un poquito rarita porque anda metida en esas cosas de la cultura y eso. Pero no saben… no saben qué terrible; mi amiguita se está enfermando.

        Resulta que desde chavita tuvo líos con el peso y la comida, que porque se angustiaba y se ponía muy depre. Le daba por irse de viaje justo cuando semana Santa ¡no juegues! Ella se iba en la mejor época, cuando te topas con todos los conocidos y ya sabes, las fotos, el bikini, el galán… o sea mega padre.

           La llevaron al doctor (a varios doctores) y le hicieron análisis; nada que le van diagnosticando un rollo como del organismo, algo de litio o de yodo, no se bien. Le empezaron a dar medicinas porque ella es así, muy sensible, muy chilloncita y como lo suyo lo suyo es la artisteada, pues ni chance había que darle para que se descontrolara; además trae unas ideas de fobias y se asusta por cosas que la verdad, ni al caso. Pero es mi amiguita y la quiero mucho.      

Crecimos y ella tuvo unos novios, pero bien malos, ultra inmaduros porque le decían que estaba gorda y la comparaban con otras niñas y se burlaban de ella porque sabía muchas cosas; o sea mi amiga es bien culta la verdad. Pero ¡no se vale! Eso es de muy mala educación; pero ella se lo tomó hiper en serio y desde entonces vive a dieta.

   Imagínate, la primera vez que probó un chocotorro fue apenas hace tres años… nada que ver, en serio.

        Yo estoy acostumbradísima a que con ella todo tiene que ser Light y 0% FAT. Se tarda horas revisando la envoltura de una galleta para leer cuántas calorías tiene y cuánto de sodio (no se vaya a hinchar) y bueno… lo malo es que le gustan mucho los dulces y el pan y pues ahí pierde porque sube lo que había bajado, o sea es como mujer yo-yo.

 Pero lo había ido manejando así más o menos, aunque cada vez que le pasaba algo fuerte como de los sentimientos y psicológico, lo primero que hacía era dejar de comer.       

En fin, ya llevaba varios meses sin tener que chutarme el mendigo tema de las lonjas hasta que le pegaron justo en el blanco. El tipo en turno (en quien ella había depositado su corazón enterito) salió con que las “cosas” que hizo a sus espaldas, no las hizo “a propósito” y que simplemente tomó malas decisiones, que él no sabía lo que estaba bien y lo que estaba mal, que por favor ella le enseñara y que ya, por fa lo perdonara.

      

    Uy… pero ahora mi amiga está convencida de que el control de su vida depende del tamaño de su trasero y que no existe una sola persona en este mundo por quien meter las manos al fuego. Está amargadísima y en serio que no tiene hambre.

    

     Se ha quejado diciendo que ya no recordaba lo que era tener pesadillas todas las noches y que lo único que desea desde que despierta, es que llegue la noche para desconectarse de todo. Pero pobrecita… tiene un insomnio horroroso y aún así se levanta a trabajar, porque no quiere que su familia se preocupe; aunque como es muy ingenua (por algo le hicieron lo que le hicieron) cree que no nos hemos dado cuenta; hasta camina como si trajera un yunque en los hombros.

      

    No inventes, neta que sí estoy furiosa porque él no lo vale, nadie lo vale. Llegan, arman su desmadre, dejan su caca y se largan con el pecho sano mientras que mi amiga… mi amiga se está marchitando.

       

    Es una pena, yo la vi crecer y la vi adquirir seguridad; hasta le gustaba verse al espejo. Ahora cuando sale de la regadera se envuelve en una bata y se pone el talco, la crema y el desodorante sin destaparse. Qué tristeza.

 

   Amiga, échale ganas te juro que estás bien bonita.

 

Come otra vez por fis, por fis. Y si de plano sientes que no puedes, vamonos de compras, ponte uñas, te presento a mi cirujano; lo que quieras pero no me dejes solita en el café. Te extraño.       

La Acrílica