Y que me encuentro con una hoja amarillenta, la famosa hoja… no una hoja; pero “la hoja”.
De repente llegaron a mi cabeza millones de misiles. Llevo cuatro días o más tal vez con una bomba y su tic-tac aborrecible.
A quien pregunta le digo que es maravilloso todo, cuán dócil resulta la existencia si verdaderamente se propone uno a ver a través de un espejo cordial. Mi palabra, la dominguera cordialidad. Suspiro.
Recuerdo el decir de una gran amiga: “mi vida es muy aburrida” y entonces regreso a la puta pregunta del ¿y tú cómo estás? Honestamente mi vida es terriblemente aburrida. Bien, libélulas y luciérnagas tienden a sentir y a hablar; cuarenta y ocho horas bastan para cambiar de opinión. Basta con esquematizar ¿de acuerdo?
Sí. Sí estoy molesta, sí tengo ganas de sacar las alas del escondite y mandar en botellas mis papeles, que le lleguen a alguien, una isla que acoja mis pliegos petitorios y después al carajo.
Así se interpretan los silencios, a modo de sinfonía disonante. Mis silencios son en realidad opiniones de lo inconforme, el asueto en días de júbilo son mis cóleras. Lo siento, no son precisamente días de vino y rosas. Las flores no las veo y el mundo huele desquiciadamente a chorizo. Me purga el olor a chorizo, me es absoluta y encabronadamente repulsivo.
Se volcó un camión lleno de cerditos. Murieron muchos y otros quedaron lastimados. ¿Gente indignada? ¡Por amor del cielo! ¿Qué? ¿Ahora resulta que eso les parece triste? ¡Ustedes los matan!, se los comen y qué pasa. Nada ¿verdad? Es sólo que no soportamos verlo así, verlos morir ante nuestros ojos y en esas circunstancias… no soportamos ver los errores expuestos, grabados, registrados. Siempre es más cómodo decir que se está en lo correcto. Maldita sea la hora en la que me cayó éste virus de caras largas.
En algún segundo del día, de los últimos minutos o de los años (mis años) se perdió el engranaje. ¿Dónde estás? ¿Y es al engranaje perdido a quien le hablo? 
No sé… tal vez preferiría andarme en una tierra de zombies y dejar las niñerías de lado, el juego de romances que se llaman romances porque así se han de llamar. Mucho decir de todo, poco sentir de mucho, cierren la puerta ya… aromas de naranja y mírenme blasfemar.
LEONARD COHEN LYRICS « Everybody Knows »
Everybody knows that the dice are loaded Everybody rolls with their fingers crossed Everybody knows that the war is over Everybody knows the good guys lost Everybody knows the fight was fixed The poor stay poor, the rich get rich That’s how it goes Everybody knows Everybody knows that the boat is leaking Everybody knows that the captain lied Everybody got this broken feeling Like their father or their dog just died Everybody talking to their pockets Everybody wants a box of chocolates And a long stem rose Everybody knows Everybody knows that you love me baby Everybody knows that you really do Everybody knows that you’ve been faithful Ah give or take a night or two Everybody knows you’ve been discreet But there were so many people you just had to meet Without your clothes And everybody knows Everybody knows, everybody knows That’s how it goes Everybody knows Everybody knows, everybody knows That’s how it goes Everybody knows And everybody knows that it’s now or never Everybody knows that it’s me or you And everybody knows that you live forever Ah when you’ve done a line or two Everybody knows the deal is rotten Old Black Joe’s still pickin’ cotton For your ribbons and bows And everybody knows And everybody knows that the Plague is coming Everybody knows that it’s moving fast Everybody knows that the naked man and woman Are just shining artifacts of the past Everybody knows the scene is dead But there’s gonna be a meter on your bed That will disclose What everybody knows And everybody knows that you’re in trouble Everybody knows what you’ve been through From the bloody cross on top of Calvary To the beach of Malibu Everybody knows it’s coming apart Take one last look at this Sacred Heart Before it blows And everybody knows Everybody knows, everybody knows That’s how it goes Everybody knows Oh everybody knows, everybody knows That’s how it goes Everybody knows Everybody knows…
Verse expandiendo dolor de espaldas resulta patético. Peor aún es verse solo, intentando quitarse los nudos musculares con el control de la televisión o restregando la columna a un árbol cual oso de miel… sin las mieles.
La mosca TSE-tsé nos ha picado y prueba de ello; el mal de montaña. Las montañas se llaman diálogo, besos, labores, llamadas, planes con segundos, terceros o cuartos… la mosca dejó de pronto a éste dragón volador lleno de síntomas terribles; simpático a la vez, tenemos mucho sueño. Zzzzzzzzzz.
Si algo diferente llegara a posarse en el roble, entonces estaríamos muy arriba, la altura no permitiría moscas ni mosquitos absorbiendo las “ganas de esto de lo otro”. Sencillamente volaríamos, lejos de parecer almohadas ambulantes iríamos por el camino cantando, otra tonadita distinta a “fly me to the moon”.
Diablos… Se los he dicho, ya es hora de lanzar fuego. Dragón al aire, dragón dormido y sonriendo porque es eso lo que toca hacer.
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Ni con ellos ni solita… otro día vuelo a contar corderos.
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Para armarse de fe habría que colgar un amuleto sobre la cabecera. No tener respaldo en la cama dicta malos augurios, pero no creo que alguno de nosotros viva con respaldo. Lo terrible es que esperan mucha inteligencia de mi voz…
Del abandonarse al casi vestirse, ganar kilos o dejar kilos trastornados ya me tengo el estómago inmóvil. Bien lo pienso; soy un niño.
Extraño las cartitas que alguna vez decoré con manías a calca, desearía abrazarme de un ventilador de nuevo para obviar mi lentitud si caigo, mi mareo. Ellos me ven grande, irrompible, elocuente y se… que soy un niño.
He reprobado mi ser, ésta noche espero nadar entre lechugas disminuyendo así la duda, tanto barbarismo me barniza en cólera:
“Barbarie es una muñeca que siempre se viste bien y tiene un novio; el novio se llama Kien.”
Los gatos eran rosa, femeninos o masculinos estaban pegados a una lonchera, iban de la mano o en ella (la mano) como sellos.
Las tintas eran muchas, los gatos llegaban en septiembre cuando iniciaba el colegio; detrás millares de fotografías. Regresar de veranear implicaba gatos y borradores nuevos.
Más de 900 años, más de treinta y un mil vidas casi treinta y dos arrogantes rollos de gelatina y plata. Arrúllame madre, ronronea como si fueras gato… que ya estamos casi a mitad del mes y me han cortado los bigotes.
Mat 
El sonido más hermoso que he escuchado 