El sonido más hermoso que he escuchado


enormous…
juin 20, 2008, 2:55
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Las letras de su nombre las obviaremos. Tenemos del lado del “Charcute” una liana divina y divisoria, donde ni las ratitas con pelo pueden entrar… ¿qué debemos decir si nuestra Libélula sabe por dónde y hacia dónde? Me apego a las leyes y no tengo intención alguna de refutar los argumentos de un Alter; uno de los Alter más significativos en la existencia de Tantritas… el esperado Jean. Aquél que prosperó y emergió desde las profundidades de un mar silencioso.

 

    Estoy buscando en la máquina razones por las cuáles ciertos seres desafiarían a muerte de felicidad y promesas el futuro de una mujer y… no encuentro nada. Mi lupa es grande, la más grande y si esto entra en las problemáticas Freudianas sobre el tamaño; la mía es enorme. Dudas al respecto no existen, pero las dudas suelen disiparse cuando el corazón de caucho se ablanda. La niña, la mujer, la libélula tiene los planos en la mano y también las interrogaciones en negritas. Me gustan las negritas; especialmente las de cabello chocolate sumidas en tremenda insolación por motivos laborales.

 

     Bueno, bueno… soy un caballero y soy más que “Sir” ¿Sí? A veces sí, a veces no y luego no pasa nada. El enigma es mayor que novela de Agatha. El enigma está bajo el sol y bajo la luna (http://es.wikipedia.org/wiki/Maldad_bajo_el_sol), es una especie de mezcla entre robos de automóvil y robos de alma. ¿Dónde está mi niña de diez ahora? Eso es lo preocupante. Porque de la meserita sé, se bien que se encuentra adolorida y nauseabunda porque la flora intestinal a veces le abandona… de mi Acrílica comprendo los tiempos (el salón de belleza es agobiante), de la Rana aprendo sus saltos, de la Avecilla libre sus caminatas nocturnas por el centro del puerto y… todos estamos; pero ¿Y mi niña de diez? Se ha escapado.

 

Parece que la edad se le subió al cráneo a los Alters, a éste sindicato algo le está sucediendo y si debo ser testigo de peleas, huidas, duelos o rivales… no flaquearé. Alguien al final debe escribir y firmar la carta de defunción. Parece que a bien o a mal… me toca a mí.

 

SHER

¡Pase Milord! Hace frío afuera, aquí está cómodo. Deja hacer, Milord Y toma a bien la  comodidad, ponga Sus dolores sobre mi corazón Y sus pies sobre una silla.  Le conozco, Milord, usted nunca me ha visto.  No soy cualquier muchacha del puerto, una sombra de la calle…

EDITH PIAF – ‘Milord’ – 1959

La retirada

SI ACASO ES UN CRÍMEN…

Predeterminado