Filed under: sigue el camino amarillo | Étiquettes: cerebro, concreto, demandas, durmiendo, emitir, palabras, preguntas
“No se sabe, ni se puede saber”
No existe cristal totalmente limpio; en la actualidad por lo menos, casi todas las ventanas filtran las imágenes. El mañana es un relato entintado, complejo a decretar y empapelado en misterios. Yo estoy fabricada con un cristal aún más grueso; fondo de botella… espeso.
La perseverancia es una virtud admirable; en mí viene y va como lo incierto de mis palabras futuras, pero a veces me encuentro rodeada de personajes perseverantes y no puedo… no puedo pagar con la misma moneda.
Parece que en casa, finalmente han abortado la misión del cuestionamiento; afuera la tarea se torna pesada y mis intentos por claudicar, parecen obtusos recursos… como desiveles “contenidos” y apretados que no logran convencer. Quiero… verdaderamente quiero un tiempo fuera, un rato en la banca, un respiro…
El hemisferio cerebral que controla la resolución de conflictos, dice que no he logrado emitir negativas suficientemente agudas. Las veces que creo dominar dragones, apenas he asustado un par de lagartijas y las demandas siguen manifestándose cual gritos en partido de futbol.
¿Será que mi talón de Aquiles tiene forma de corazón de pollo? ¡Pero lo que quiero es muy sencillo! ¡Lo que deseo es gratis! ¡Mi pliego petitorio no tiene mayor ciencia!
I’m Only sleeping/ The Beatles
Cuando me despierto temprano por la mañana
Levanto la cabeza, aún bostezo.
Cuando estoy en medio de un sueño
Me quedo en la cama, floto con la corriente.
Por favor, no me despiertes, no, no me sacudas
Déjame aquí, sólo estoy durmiendo.
Todo el mundo cree que soy un flojo;
No me importa, yo creo que ellos están locos
Corriendo a todas partes como demonios
Hasta que comprendan que es inútil
Por favor, no me estropees el día, estoy tan lejos
Al fin y al cabo, sólo estoy durmiendo
Echando un vistazo al mundo que pasa por mi ventana
Tomándome mi tiempo
Acostándome y mirando el techo
Esperando que me entre sueño
Por favor, no me estropees el día, estoy tan lejos
Al fin y al cabo, sólo estoy durmiendo
Echando un vistazo al mundo que pasa por mi ventana
Tomándome mi tiempo
Cuando me despierto temprano por la mañana
Levanto la cabeza, aún bostezo
Cuando estoy en medio de un sueño
Me quedo en la cama, remonto la corriente
Por favor, no me despiertes, no, no me sacudas
Déjame aquí, sólo estoy durmiendo.
No pidan más de mí, no más preguntas, no puedo dar respuestas concretas… no quiero.
Tantritas
“Del 9 al 20″
Filed under: Gone | Étiquettes: abrazo, borrar, cerebro, completas, conjuntiva, guardar, hamster, historias, incompletas, llena, memoria, persona, recuerdo, roedor, sonreír, suprimir
HAMSTER
Cualquier papelito, servilleta, envoltura de golosina, todo era suficientemente importante como para osar tirarlo a la basura. Así fui adoptando actitud de ratita; guardando lo que lograra vincularme con el nostálgico pasado… aunque este pasado resultara doloroso.
De las bolsitas de dulces pase a las cartas, después a los correos y más tarde a los mensajes de texto. Tenía sentido ¿quién quiere vivir sin recuerdos? ¿Quién podría amanecer sin memorias? Claro, hasta que aparece el texto en la pantallita diciendo: Mémoire pleine.
Entonces viene el susto.
Rayos y centellas… ¿será una señal divina? ¿Será que alguien me ha estado observando? ¿Será que al no seguir los consejos de mi hermana el teléfono celular opta por hablar? ¿Será que… será que es momento de dejar de hacerle al hámster?
Son un par de teclas las que hay que oprimir. Tan simple como tocar el xilófono o picar una costilla; pero cala y cala duro.
Guardar, guardar, guardar… para que suceda lo del anterior teléfono y el anterior y el anterior; que un día deciden dejar de sonar porque los usamos como si fueran cerebros, porque nos aprovechamos de sus capacidades y saturamos el chip, porque fuimos demasiado soberbios y pensamos que guardando textos aprenderíamos a no cometer de nuevo los mismos errores. Cuando en realidad le dimos poco crédito a nuestra capacidad de racionalizar las experiencias y fue más cómodo cargar con un teléfono lleno de historias incompletas o tan completas que más valía borrar.
Algo me sedujo ésta noche. La idea de sonreír así nada más porque sí; las ganas de correr y dar un abrazo, estar aquí con todo y la conjuntiva despegada me orilló amablemente a vivir como persona, no más como roedor y entonces apreté la tecla: Supprimer.
Tantree