El sonido más hermoso que he escuchado

  Tengo 29 años. No sé tal vez si ya 30. Sé que compré un frasco y dejé oxidar la tapa (nunca acomodes un frasco con tapa de metal junto al cuarto de lavado). Nueva tapa y entonces, lo llené de fósforos… en latín la palabra fósforo es Lucifer.

    Soy un muchacho de 29, tal vez 30. Sólo un muchachito que prendió fósforos y cerró frascos… hasta que encontré a Nona. Nonita. No-no-nonita. Olvidé las palabras en latín.

    Mi Nona fue mi madre, mi padre y mi destello. La perdí en un juego de casino porque champagne y dólares no van con tenerse a una Nona, preñada de ganas y yo vestido de Armani. Pero no pienso en ella, sólo la escribo y la bautizo: « Te llamas Muela Podrida », yo… uno que es nuevo le digo: ¡Lárgate de mi vida Nona, Nonita que tienes siempre una sonrisa para los taxistas!

   Estoy en el cuarto de lavado. Compré 29 o 30 tapas para mi frasco. Dejé de fumar hace tiempo y ahora bebo vino como lo hizo mi abuelo Franquista. ¿Qué pasa con las tapas que ninguna se acomoda a mi frasco?  

Soy un hombre vestido de automóvil. Nona no existe ya más. Yo nunca quise escuchar el cuento que escribió Nona, Nonita… ese de « La rana »… si aún lo recuerda ella; la Muela Podrida se los contará.

   D’Ante, uno nuevo.