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FINAL DE JORNADA
Es una pena llegar al momento de soñar teniendo como constante un pensamiento: ¿Qué pasa cuando la quimioterapia falla? Y ¿qué pasa cuando en algunos casos sobra aplicarla?
Vivir al lado de doctores y ciencia no es suficiente; tampoco los sitios en Internet y tristemente tampoco lo es la fe que se pueda tener. Los venenos que quitan males corroen de tal manera que pueden llevarse no sólo la enfermedad, sino la vida. Estoy muy enojada; me declaro incompetente ante el rostro desencajado de mi padre. Su familia es pequeña, somos una familia pequeña… Dios, deja en ésta tierra más tiempo a su hermano.
Con todo y la falta de solución, el trabajo no se toma vacaciones. La vocación llama y por lo tanto mañana en la noche habremos de abrir canales y consolas para celebrar diez años al aire. El estómago a éstas alturas ya no soporta ni lo deslactosado ni lo “fat free”… directo al gastroenterólogo en cuanto termine la semana.
Tal vez no sea falta de tiempo, tal vez sea simplemente que ya dejamos de lado los recurrentes soliloquios donde nos encontrábamos armados de amor romántico; amor nupcial incluso. ¿Por qué mis ojos dudan el lugar a colocar pupilas? ¿Por qué prohibieron fumar en espacios cerrados en lugar de prohibir desear imposibles? Mmm… ya no espero verme esperando la espera de un ser que antes de los dos años diga mi nombre; pero confío en las calles y avenidas de mi ciudad, confío en toparme con un pequeñito, un ladrido más que me necesite, porque creo que ese es el principal motivo por el cual vine al mundo.
Y con tanta locura, tanto que sucede imprudentemente… ¿Tengo derecho de armar mis veladas con imágenes y Amsterdam? Es posible que los siguientes días sirvan para localizar el antiguo manuscrito de Tantrilandia donde se especifíca en artículos, versículos y versos, lo que se nos permite hacer cuando en otras áreas no hay ya nada más que hacer.
Bueno, la noche tuvo por luna un girasol enorme; la noche se convirtió en gira-gira-gira-sol. ¿Que me voy a casa acompañada por la ley y la dualidad de mi México? Sí, todos los días. ¿Que si a pesar del letargo el día se debe combinar con vestidos rojos, traducciones, tarjetas vacías, deudas, memorándums y moribundos? Sí. Por ahora, ésa es mi jornada y en este instante… legó a su fin.
Cielo:
Deja que un roble se enamore de nuevo, deja que las hojas otoñales de sus ramas vuelvan a apoyarse a otro árbol; tal vez un cedro, tal vez un sauce… sólo deja.
Tan
¿A donde van las miradas que un día partieron?
¿Acaso flotan eternas, como prisioneras de un ventarrón?
¿O se acurrucan, entre las hendijas, buscando calor?
¿Acaso ruedan sobre los cristales, cual gotas de lluvia que quieren pasar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo? ¿Acaso se van?
¿Y a donde van? ¿A donde van?¿En que estarán convertidos mis viejos zapatos?
¿A donde fueron a dar tantas hojas de un árbol?
¿Por donde están las angustias, que desde tus ojos saltaron por mí?
¿A donde fueron mis palabras sucias de sangre de abril?
¿A donde van ahora mismo estos cuerpos, que no puedo nunca dejar de alumbrar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo? ¿Acaso se van?
¿Y a donde van? ¿A donde van?
¿El descalzarse en la puerta, la mano amiga?
¿A donde va la sorpresa, casi cotidiana del atardecer?
¿A donde va el mantel de la mesa, el café de ayer?
¿A donde van los pequeños terribles encantos que tiene el hogar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo? ¿Acaso se van?
¿Y a donde van? ¿A donde van?
SILVIO RODRÍGUEZ
Cuando llega el día, siempre me toca verlo primero
El sonido más hermoso que he escuchado 